Autor: Yolanda Pérez
Estamos nada menos que a cuatro semanas del gran día. Los nervios ya se sienten, las mariposas en el estómago, a veces el mal humor; porque esto de levantarse cansada todos los días no es muy agradable. Generalmente después del entrenamiento de la mañana el cansacio se me olvida y un nuevo “shot” de adenalina entra en mi cuerpo. Así es esto de entrenar para un Ironman, se trata de llevar al cuerpo a su máxima capacidad hasta agotar todos sus recursos y aún así tener la voluntad de seguir adelante hasta la meta.
El próximo fin de semana vamos por nuestro entrenamiento pico. Rodaremos 170km sobre la Autopista del Sol desde Ahuehuetzingo Morelos hasta antes de entrar a Chilpancingo; allí doblaremos hacia la derecha sobre la sierra hasta llegar a Tixtla Guerrero, cuna de Vicente Guerrero y lugar de nacimiento de nuestro coach. Allá nos espera mi suegra con un rico pozole para recuperar la energía. Al día siguiente nadaremos una hora continua con los wetsuits y correremos 30km. Este es el último entrenamiento largo antes de empezar nuestro descenso.
Estoy animada y muy optimista de que todos lo vamos a lograr.
¡Hasta entonces!