Autor: Sofía Cervón

“Lo que tus piernas no te dan, te lo da el corazón…”

Alguna vez te ha pasado que dejas de lado algunas cosas que te mueres por hacer, y por miedo, pena, u otras circunstancias de la vida no las haces, y se quedan en esa lista de “pendientes / cosas por cumplir”… ¿?

Hace tiempo que tomé la mejor decisión del mundo: CORRER.

Porque en este deporte, me rescaté, me redescubrí y pude escapar de mis peores demonios.

Muchas veces me preguntan: ¿Qué necesidad tienes de hacer eso? ¿Si sabes que los corredores envejecen más rápido?

O típicas frases:

“Te vas a lastimar, son muchos kilómetros

“Eso es para locos, yo ni pensarlo… etc.

Puede que tengan razón, o no.

Pero siendo sincera…

¿Qué no harías por tu más grande sueño? 

¿A caso todo es color de rosa y no implica un sacrificio? 

¡Para nada! Todo en esta vida está perfectamente conectado.

Para conseguirlo es necesario el sacrificio, pero un sacrificio objetivo como:

  • Salir de tu zona de confort
  • Ser PERSEVERANTE, lo que más me gusta.
  • Buscar nuevas estrategias para conseguirlo

Este último medio maratón, lo pude vivir desde otro ángulo. 

Lo que es ir por la meta, a pesar de las adversidades.

4:30am

Suena el despertador, es el momento, es ese día en el que superaré a la Sofía de ayer.

Preparo mi desayuno, reviso varias veces lo que me llevaré, siento nervios y emoción por correr una carrera dedicada a mi padre, pero también a mi mamá, quien asumió el rol de mi papá por su repentino fallecimiento. 

Por mi mente pasaban esos momentos felices con mis papás mientras tomaba un baño.

4:45am

Disfruto mi desayuno, ya con todo el equipo puesto, geles de sobra, audífonos, listas de música, y una sonrisa, voy dispuesta a darlo TODO.

5:20am

Mensaje del UBER: Señorita, le cancelaré, periférico está cerrado por la carrera… Yo iba a responder el mensaje cuando la app me avisa: “Lo sentimos el conductor del UBER tuvo que cancelar tu viaje…”

¡Demonios! No voy a llegar, comienza a despertar mi demonio pesimista, pero mis ganas de no dejarme llevar por él, eran más grandes… 

5:35 am

¡Gracias Dios! Este UBER sí viene por mi… Me tranquilicé.

6:15 am

Estamos sobre Insurgentes, a casi 2km de la salida de la carrera… 

¿Me bajo? y si me suben a una camioneta… Va mi demonio del miedo a lo desconocido a querer sabotearme… 

Si me quedo, no llego ni de broma… ¡Ya, me bajo y corro! Total, 2km extras.. 

6:30 am

¡Pooooor fin! Llegué a mi corral AA.

Sentí raro de no estar con mi equipo desde la salida, pero por lo visto estaba repleto, y me ubicaron en un corral más adelante… 

¡Y arranca la carrera!

Durante el trayecto, recordé mi maratón de diciembre que tuvo sus momentos emotivos, y este no fue la excepción.

Aquí conocí líderes en sillas de ruedas, invidentes, con alguna complicación que yo no le llamaría discapacidad, porque están ahí, junto a ti, luchando por llegar a la meta… 

Kilómetro 15

Estaba un señor con dificultades para correr, yo veía que otros corredores lo pasaban y lo veían, pero no le decían nada, mucho menos se acercaban. 

Yo ya iba un poco adelante de él, pero como lo veía mal, bajé el ritmo y me acerqué.

¿Necesita algo? ¿Quiere un gel? ¿Un analgésico?… 

Muy amable me dijo: Si me acompañas este kilómetro te lo agradecería… Le sonreí y continuamos. 

¿Cómo te llamas? Me preguntó, le iba a decir mi nombre cuando me interrumpe: ¡Ah, cierto! Te llamas como mi hija, Sofi…

(Traía puesto mi jersey del equipo que tiene mi nombre en la parte de atrás)Lo ví a los ojos y lo afirmé con una sonrisa. 

Enseguida se le llenaron sus ojos de lágrimas y me dijo: Tiene una semana que falleció, justo iba a preguntar su nombre a este hombre, no lo hice, sólo lo abracé. 

Le dije con un nudo en la garganta: Le aseguro que ella ahora está en un lugar mucho mejor, incluso debe de venir con usted, y sonreí. 

Comenzó a correr sin dificultad el señor, y me dijo: Así es…  Íbamos a correr juntos esta carrera, y te me apareces tú, gracias…Ya te dejo correr a tu rítmo, pero ve por esa medalla, seguro tu papá también viene contigo… 

Y nos perdimos entre la gente.

Lección de vida: Soltar eso que no te deja correr por tu medalla, abrazar muy fuerte, y que los límites solo te los pones tú.

Kilómetro 18

¿Qué pasó? (Tirada boca arriba) Sentí un golpe en la espalda, no pude ver quién fue ni qué pasó, perdí el equilibrio y suelo. 

En ese momento, se acercaron dos corredores porque vieron como caí, y pensaron que me había golpeado la cabeza… 

Me preguntaron cosas que ni escuché, estaba sacada de onda, y les dije, que todo estaba bien, y que solo me pegué en la espalda. 

Me levantaron.

Y comenzaron a preguntarme:

¿Crees poder continuar? ¿Quieres salirte?… 

Quiero correr, les dije.

Me sonrieron, y el otro corredor me dijo: Pero te tiraron, ¿No vas a buscarlo para que lo descalifiquen? … 

Sentí presión, y ganas de tomarles la palabra, pero pasó por mi mente una frase que en definitiva me marcó cuando hice mi 2do maratón en MTY y quería desistir: 

“Lo que tus piernas no te dan, te lo da el corazón…” 

Cerré mis ojos, ya más clara mentalmente y menos frustrada les respondí: 

No lo ví, no sé quién era, y no tengo planeado en perder mi tiempo por la prisa de otro … 

Los dos respondieron: Pero pasó casi te pasa por encima, te tiró, eso no se hace… 

Les respondo: Miren, yo vine aquí por una medalla que representa sacrificio, y el estar viendo lo malo que me hizo el otro, no me suma, no me deja nada. Allá él. 

Nos deseamos buena vibra y continuamos.

Lección de vida: Si por ir en mi mundo pendejeando me tiran, por chingona me levanto y continúo.

Kilómetro 21

Llegué lento a comparación de como salí al principio, adolorida, molesta, era una mezcla de satisfacción con ganas de que “Hubiera sido mejor si no hubiera pasado esto”, o “Aquello…”

¡Me dieron mi medalla! y sencillamente sentí como embonaban todas las piezas de este rompecabezas.

11am

Llego a mi casa, celebro con mi MaPa, me dispongo a tomar un baño, y…

¡Me puse un calcetín rosa y uno azul!… Pero si revisé todo en la mañana, jajaja…

¡Ay Sofía! Sonreí y tomé mi merecido baño.

Lección de vida: Lo que importa es esa satisfacción de llegar a la meta, no importa cuanto tiempo te tome llegar, mucho menos el color de tus calcetines, ni el clima, ni nada… DISFRUTA EL CAMINO… ¡Pero llega a tu meta!

Como dije, TODO en esta vida está conectado.

Cualquier META tiene su MEDALLA, como en las carreras.

Y cada KILÓMETRO tiene una ENORME LECCIÓN. 

Sin duda quiero seguir sumando KM, pagar el precio por conseguirlo, mejorando mis tiempos, mis estrategias, superarme, e impulsar a quién lo necesite, pero NUNCA empujar al otro, en todos los sentidos.

Así que: Siempre detecta tus demonios, y que tus GANAS sean siempre más fuertes que ellos, a pesar de que tus piernas no quieran seguir, te apuesto a que tu corazón .

¡Gracias vida!

¡Gracias Quarzos!