Autor: Shigueru Kato
Hace poco me preguntaron que por qué no escribía algo en el blog Quarzo. En ese momento no sentí que tenía algo que aportar al mismo, mi curriculum de triatleta es y sigue siendo realmente escaso. A diferencia de otros días, el día de hoy amanecí y desperté sintiéndome completamente otro, me sentía muy bien conmigo mismo, me sentía fuerte, contento, satisfecho, simplemente feliz. La diferencia de ayer a hoy… es que hoy amanecí siendo Ironman, 70.3 pero Ironman a fin de cuentas… que bonito se siente…
Regresando unos años atrás, curiosamente mi esposa Norma fue la que accidentalmente me empujó a comenzar a participar en este deporte, por lo mismo, hoy poco se puede quejar ella de mis participaciones en estos eventos. Todo comenzó en el 2010 cuando comenzaron a promocionar la participación de los empleados de Microsoft en el triatlón de Monterrey en relevos. Yo ni estaba enterado del asunto, a Norma le preguntaron si le gustaría participar en un equipo como nadadora, y su respuesta fue, a Shigueru le gusta nadar, mejor invítenlo a él… grave error J. Todavía Norma me comenta sobre la emoción que vio en mi rostro cuando salí del rio (Paseo Santa Lucía) a entregar el relevo, en ese momento le quedo claro que la historia no iba a terminar ahí… estaba comenzando…
Días después ya le estaba comprando la bici a Yola y posteriormente ya estaba participando en otro equipo de relevos en el triatlón de Veracruz, en ese entonces participé en la natación y en la bicicleta y una amiga corrió. Participar en ambas disciplinas estuvo bien, pero me dejó un hueco enorme, no ser el que llega a la meta con los brazos en alto. Odiaba correr, odio correr, honestamente hoy sigue siendo la disciplina que menos disfruto, pero si no corría, no me iba a tocar llegar a la meta. Se convirtió en un trauma y por lo mismo, en un reto.
En el 2011 decidí ponerme a correr, curiosamente, la primera carrera a la que me inscribí fue de manera accidental estando de vacaciones en Ixtapa, me estaba preparando para el sprint en Veracruz. Me enteré de que iba a ver una carrera 10K, me inscribí el día en que se entregaban los paquetes, la corrí y por primera vez pude sentir la satisfacción de llegar a la meta y levantar los brazos. Ese año participé en mi primer Sprint y en Noviembre en el medio maratón de Nuevo León.
Para el 2012 no podía acomodar mi calendario para los triatlones en México. Se me ocurrió la loca idea de que como buena excusa para ir a visitar a mi sobrino y a mi hermana en el verano… pues… Maratón de San Francisco.
Durante mi preparación, mis hijos decidieron que también querían comenzar a participar para ganarse sus medallas. Ese año nos inscribimos en dos carreras la de Cartoon Network y la de Nintendo.
Cuando me inscribí al maratón, no tenía idea de la complejidad de la ruta y nada, solo sabía que me acomodaba perfecto para ir de vacaciones con la familia y de paso… correr… Los 42 kilómetros los disfruté desde el primero hasta el último… Los primeros porque disfruté de los mejores lugares de San Francisco y los últimos porque cada vez estaba más cerca de la meta. Curiosamente, alguna vez de adolescente, correr un maratón, había estado dentro de las cosas que tenía que hacer en la vida. La satisfacción de cruzar la meta ese día, con el apoyo y porras de mi familia, uauuu… no tiene precio, al día siguiente amanecí…
Continuará…