Autor: Shigueru Kato
Al día siguiente amanecí maratonista. Terminar el maratón de San Francisco me permitió darle “check” a esa meta que me había puesto muchos años atrás de “alguna vez terminaré un maratón”. Me di cuenta de que el maratón sigue siendo la prueba reina de fondo y que la satisfacción de terminarla rebasa por mucho lo que uno se hubiera imaginado.
Ya era 2013 y yo sin un triatlón olímpico, nuevo trauma… Ahora sí que ya me urgía… A principios de año me puse como meta mínimo el triatlón de Monterrey y el de Veracruz. En esos momentos fue cuando sentí la necesidad de requerir mayor apoyo tanto técnico como de entrenamiento. Normalmente siempre había sido más del lado “soliltario” para mi preparación y entrenamiento. En Quarzo Triclub encontré ese equilibrio y apoyo que necesitaba. Desgraciadamente por las distancias me es imposible acompañarlos en todos los entrenamientos, pero trato de estar presente por lo menos en los entrenamientos del domingo que normalmente son de bicicleta. Me encanta el grupo, es el mejor y es único. El tener como una de sus principales metas “divertirnos practicando este deporte”, hace que uno se sienta a gusto y con ganas de aprender, entrenar, divertirse y ser mejor cada día.
Ya en preparativos para el olímpico en Monterrey, a inicios de Marzo, ooohhh!!! sorpresa numero uno…. Operación urgente por una infección, prácticamente un mes de incapacidad y tres sin poder subirme a una bicicleta. Mi objetivo de poder hacer el olímpico para Monterrey se vio truncado. El doctor me permitió mi participación pero sin bicicleta (digo, como quedé, tampoco estaba en condiciones de subirme a una, y tampoco tenía ganas de subirme a una) por lo que participé en un equipo de relevos que le hacía falta un nadador. Para medir como iba mi preparación, adicional a la natación que hice con mi equipo, decidí acompañar a Joe durante sus 10 km de la carrera.
Bueno, me quedaba Veracruz para hacer mi olímpico… para completar mi entrenamiento para el triatlón de Veracruz, me inscribí al triatlón de Tequesquitengo que es una distancia un poco más corta que el olímpico… nuevamente… ooohhh!!! sorpresa número dos… tengo un accidente por un descuido en la bicicleta durante la competencia que me hace terminar en el Hospital General de Jojutla con 3 puntos (perdí unos 250ml de sangre) y dos pedazos de hueso del codo roto. Aprovechando este medio me gustaría agradecer enormemente por su profesionalismo a los jueces del triatlón, al ERUM de Morelos , al Hospital y al Dr. Takahashi por todas sus atenciones, a los Quarzos Victor y a Luis por todo su apoyo durante todo el incidente y a Norma y mis hijos por la preocupación que les hice pasar.
No había manera de poder participar en el triatlón de Veracruz… Aun así, ese triatlón de Veracruz fue muy especial para mí… pero esa es otra historia…
En resumen, era agosto del 2013 y yo seguía sin mi olímpico!!!!!. Sin importar el dolor en el codo que seguía bastante mal desde Tequesquitengo y por lo mismo con muy poco entrenamiento, me inscribí al triatlón de Acapulco. Era muy importante para mí, era el último del año al que podría asistir y por lo mismo de las últimas oportunidades de poder lograr mi objetivo del año y otro punto mucho más importante era volver a subir a la bicicleta después del accidente para quitarme un poco el miedo. En Noviembre del 2013 por fin lo logré!!!!… Terminé mi primer triatlón olímpico en Acapulco. Con mi esposa, mis hijos, mis padres, hermana, mi sobrino… todos de testigos y con tanta porra… (digo… bajo todas esas miradas había que acabarlo, no había de otra ).
Por esas mismas fechas, comenzaba la presión del calendario del 2014. Muchos Quarzos ya estaban inscritos al Ironman de Lake Tahoe, obviamente me negué ya que no estaba en mis metas algo tan grande, pero bueno, Victor me convenció de participar en el primer Ironman 70.3 a celebrarse en Monterrey (digo… no insistió mucho y me deje convencer bastante rápido)… Era una excelente forma de celebrar mis 45 años!!!!!… Con el aval de Norma, me inscribí a él y comenzamos los entrenamientos. Que susto!!!
Ya en 2014, terminando la etapa más fuerte de los entrenamientos y a tres semanas del gran evento… ooohhh!!! sorpresa nuevamente… me da una gripe… primero uno piensa… tres semanas, bueno… si me recupero bien… aha… durante las siguientes tres semanas ya no pude entrenar nada, es más, subía escaleras y se me acababa el aire, adopté una preciosa tos de foca que ni yo me aguantaba. Con un par de visitas a Doctores, la infección se fue, pero la foca, digo la tos se quedó. Bajo la recomendación del doctor de “mejor no intentes el Iron, la foca que te comiste todavía no te hace digestión”…, pero bueno, con avión, inscripción al Ironman y hotel pagados (no reembolsables), pues me dije… vamos a ver hasta dónde podemos llegar.
El día sábado que recogí el paquete de la competencia, la confianza en mí mismo para participar y terminar el evento era tal, pero tal, que en la tienda oficial del evento no me atreví a comprar la playera tipo polo negra que me encantó y que en la parte trasera decía con letras grandes “Finisher”…. Derrochaba una confianza ese día… uuuffff…
Llego el gran día…. Ya con un poco más de fe en mí. Nos levantamos con todo preparado desde el día anterior para partir rumbo a la salida. Comenzamos con la caminata a la zona de inicio de la natación, llegando apenas a tiempo. El agua se sentía bien, no se sentía fría, ahí empezaron mis dudas si no me sobraba el neopreno (nunca había practicado con él), ya no había nada que hacer, no me debía molestar tampoco, en fin… arranquemos. Con el apoyo de tener a Vic a mi lado me sentía optimista. Sonó el timbre de arranque, comencé mi natación y empecé a ver que no podía mantener mi ritmo, el problema de mi gripe de tres semanas empezó a afectarme donde yo creí que me sentía más fuerte. Las bocanadas de aire no me alcanzaban para mantener mi ritmo de braceo normal…ooohhh!!!… me dije… Llevaba como 300 metros y yo ya estaba a punto de tirar la toalla… cómo???? A los 300 metros de 70.3 millas??? NO!!!!…. De plano me detuve, ya no tenía aire, salí y estaba hiperventilando. Quedé cerca de un salvavidas y me preguntó si estaba bien, le platique de mis problemas, no sirvió de mucho pero por lo menos comencé a calmarme. Me dije a mi mismo… tienes 8 horas … vamos con calma, busca tu ritmo y hacía delante, brazada por brazada. Después detenerme por más de un minuto comencé nuevamente a nadar, cambié el ritmo y me empecé a sentir mucho mejor. Pasados la marca de los 500 metros ya había agarrado un buen ritmo para trabajo de fondo, mi respiración y mi frecuencia cardiaca se normalizaron y así continué sin detenerme hasta llegar a los 1,900 metros, hice mucho más tiempo de lo que había planeado en la natación, pero terminarlo me hizo sentir estaba más cerca de lograr los 70.3MI.
La ruta de la bici es difícil de explicar. Por una parte la podemos llamar divertida, por otra estresante, por otra retadora y por último complicada. La ruta era un circuito de 30km que teníamos que recorrer 3 veces, de los cuales, 4km eran de adoquín y 26km de avenida con subidas y bajadas. El reto de los 26km era el viento, muy fuerte soplando la mayor parte de lado en el que uno no podía perder la concentración un solo momento para evitar que el viento te tirara, conforme pasaban los minutos el viento se iba incrementando. Los 4km de adoquin… mmm… adoquin… si… adoquin… 4 largos kilómetros… de takatakatakatakatakataka… el manubrio vibrando a todo lo que da… takatakata…, sentía uno que hasta las amalgamas se iban a aflojar, rezaba uno para que a la bici no se le desarmara algo, baño gratuito de electrolitos que salían del aerodrink salpicándolo todo (la bici y yo quedamos completamente bañados al termino de los 90K, no recomiendo el uso del aerodrink en adoquín), yo recordando mis gratas experiencias de mi caída en Teques y mi codo… y seguía uno con el takatakatakataka… a los 2km ya no tenía sensación en las manos para frenar o cambiar de velocidades, después de los 4 km, salía uno a la avenida y solo quedaba hacer un check para verificar que todo seguía en su lugar. Así tres veces entre el viento y el takataka…
Terminada la ruta de la bici me sentía bastante bien. Solo un poco cansado en los muslos y de los hombros por e takatakataka…, pero por el resto sabía que podía terminar. La carrera era un circuito de 10.5 km que había que recorrer dos veces. En lo personal, me pasa que necesito entre 10 y 15 minutos de carrera para adaptarme a bajar de la bici y agarrar mi ritmo de carrera, sí me costó un poco de tiempo, sentía que se me acalambraban los muslos, utilice mucho hielo para poder controlarlo y de paso limpiarme un poco del baño de electrolito que tuve gracias al famoso “adoquin” (el takatakatakataka). Sabía que era cuestión de unos minutos para que se calmaran para comenzar a agarrar ritmo en la carrera. Durante toda la competencia sabía que tenía que controlar mi ritmo cardiaco para no comenzar con ataques de tos y así me la llevé. Fuera del dolor inicial el resto de la primera vuelta me la llevé bastante bien… el sentimiento de comenzar la segunda vuelta, sabiendo que era la última y que después vendría la meta… que emoción!!!!, ya no había manera de que no terminara, vamos por esos 10km que faltan. Cuando iba comenzando mi segunda vuelta, Victor venía llegando, lo salude con gusto y nos echamos porras. La segunda transcurrió casi igual, lo único que me comenzó a molestar en ese momento fueron las axilas, por el roce…. Tristemente ahora si sentí en todo el evento que los jueces, ambulancias y los servicios médicos brillaron por su ausencia, por más que le preguntaba a los voluntarios de los abastecimientos nadie había visto a nadie.
Mi experiencia como papá de dos niños pequeños me “prendió el foco”, sabiendo que iba a ser muy doloroso continuar de esa manera… aaahhh… necesito una carriola… cuando encontré a la primera mamá con una carriola con un bebé le pregunté si me podría regalar un poco de “cremita para la colita” (digo es un buen tip por si les pasa lo mismo), es increíble el apoyo que te da la gente que está viendo la competencia… la mamá tenía sobres de crema y me regaló uno, adicionalmente de las porras… Ya con la rozadura calmada… vamos rumbo a la meta.
Los últimos kilómetros fueron de animar a los que se estaban quedando y que a la vez la gente te animara, llegando al río, sabía que nada más faltaban 3km para terminar, a esas alturas, el resumen era que había disfrutado cada una de las millas recorridas, terminé de recorrer el río, llegué al camino donde se divide los que van a la segunda vuelta por la derecha y los de la meta a la izquierda, tomé el camino que indica la meta, voy recorriendo los últimos metros, Yola me grita, la veo, me anima los últimos metro y por fin llego a la meta, la cruzo y levanto los brazos (y sonreímos a la cámara).
Sigue la medalla, la recuperación, la pizza, la fruta… pero ante todo, la satisfacción de que pude terminar. Ya al final anuncian que la tienda del evento estará abierta en la noche en el Crown Plaza. En la noche, al final del festejo Quarzo, paso por mi playera tipo polo que en la espalda tiene el letrero de “Finisher”.
Al día siguiente, amanecí siendo Ironman, 70.3 pero Ironman a fin de cuentas… que bonito se siente…
Mañana, vamos a ver como amanece…