Autor: Yolix Pérez
Me tomó casi 7 años de preparación física y mental transformarme de:
Profesionista de tiempo completo + Ama de casa
en
Ama de casa de tiempo completo + IRONMAN
Aquí te cuento mi historia …
En el 2005 dejé mi puesto de Gerente de territorio en una compañía de venta de software para dedicarme al cuidado de mis hijas que en ese momento tenían 2 y 4 años. Después de un par de semanas de gripa, sueño y depresión que suelen aparecer cuando uno cambia abruptamente de forma de vida, decidí hacer un poco de ejercicio para recuperar la forma y la energía perdida en los últimos 11 años de actividad profesional y ocupar mi tiempo en algo “productivo”.
Recuerdo muy bien la primera vez que me subí a una corredora con la intención de correr y no solo caminar. Era febrero del 2005 y con la idea de correr mis primeros 5 km había comprado un libro titulado “5k and 10k trainning” . Me subí a la caminadora, troté no más de 5 minutos y empecé a sentir que el corazón se me salía por la boca y que mi cabeza iba a estallar… finalmente a punto del desmayo decidí seguir caminando.
Así estaba mi condición física en aquella época, pero con tanto tiempo libre y atendiendo a las instrucciónes de mi primer y único libro de running, lo único que me quedaba era volver a intentarlo al día siguiente y alternar el trote de 3 minutos con caminatas de 2 minutos para empezar a construir un poco de condición física.
En mi niñez nunca practiqué formalmente algún deporte, con excepción de los fines de semana que jugaba basketball con mis hermanos y mi papá. Más tarde estando ya en la universidad eso me dió la suficiente confianza como para formar parte de un equipo de basketball en donde francamente eramos bastante “malitas”.
Utilizando la única arma que tenía disponible para empezar a correr – Saber leer! – decidí seguir al pie de la letra mi libro y conforme avanzaba las páginas y continuaba con mis entrenamientos mi condición física muy lentamente empezó a mejorar. Un año después motivada por mi esposo, decidí con mucho miedo inscribirme a mi primer carrera de 5k. Todavía recuerdo ese día en el autódromo en donde tuve que aplicarme a fondo para lograr completar la carrera en 35 minutos, exhausta y a punto de ahogarme pero muy orgullosa de que mis hijas me vieran cruzando la meta.
A partir de éste día vinieron muchas otras carreras de 5k, 7k y hasta 10k. Recuerdo el gran orgullo que sentí cuando logré terminar mi primera carrera de 10k. Por primera vez alguien en la familia (Yo) había recorrido una distancia “tan larga”. Mi primera carrera fué la de Imagen 10k con un tiempo de 1:03 así siguieron Nike 10k 1:10, SportCity 10k 1:03; al parecer nunca lograría bajar mi tiempo de una hora, pero en realidad en ese momento eso no me preocupaba, estaba corriendo carreras largas y eso era algo que nunca había soñado o pretendido, pero estaba sucediendo y me sentía feliz y especial!
Mis primeras carreras de 10k – Imagen, SportCity, Nike, MVS.
Terminó el 2006 y yo ya me consideraba una corredora “de fondo” con varias carreras de 10k bajo mi cintura estaba disfrutando de mi nueva vitalidad y renovando mi vestuario porque la ropa me empezaba a quedar grande, ésto y el hecho de poder comer sin remordimientos eran mi principal motivación para seguir corriendo.
A principios del 2007 Hugo me invitó a participar en un entrenamiento que él seguiría para correr su primer maratón. Yo segura de que no lo quería ni intentar le dije que entrenaría con él pero que de ninguna manera mi cuerpo lograría algún día correr una distancia tan larga ya que el hecho de tan solo correr 10k implicaba para mi el uso de toda mi capacidad física y emocional.
Entonces, ignorando la vocecita interna que me decía “ya estás muy grande para hacer ésto”, “tu cuerpo no está hecho para correr”, “tendrías que haber empezado desde niña” y apegándome estrictamente a un entrenamiento formal empecé semanalmente a incrementar las distancias en mis entrenamientos: 12km, 15km, 18km, 21km Woooow! ésto nunca lo había soñado pero estaba sucediendo! me sentía como Forest Gump, por primera vez en mi vida no tenía que pensar ni razonar, simplemente debía dejar a mi cuerpo evolucionar y desempeñarse… aquí mi intelecto solo servía para leer el entrenamiento y después… Dejarse ir.




Aun así yo seguía sin intenciones de correr el maratón. Llegó el día de inscribirse y estuve varias horas tratando de decidir si debería comprar mi número o no. Finalmente lo hice pensando en que como se trataba de un maratón muy demandado las inscripciones se acabarían pronto y yo tendría la oportunidad de revender el número a alguien que si estuviera interesado.
Mis distancias crecían junto con mis miedos, yo seguía pensando que no lo intentaría y mucho menos que lo lograría. El día que me tocó correr 30km – la distancia más larga de mi entrenamiento para maratón – mi entrenadora me ayudó a dar el último paso – “Yolix, tienes que creértela! Es lo único que te falta.” – me dijo. En ese momento algo se me movió adentro, fué como si hubiera dado un brinco al vacío y “Me la creí!”, creí que mi cuerpo iba a ser capaz de lograr recorrer la distancia completa de un maratón. Cometí un acto de Fé.
Había aprendido a correr pero faltaba nadar y rodar…